Microrrelatos del amanecer
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23.04.2021 10:18
La piedra
La piedra, sobre los apuntes de trabajo, mantenía un extraño equilibrio y no había forma de conseguir que alcanzara una apariencia estable; sin embargo, Ana se había empeñado en utilizarla de pisapapeles. Le atraía esa piedra, realmente extraña. Aunque quizás no fuera exactamente una piedra. Tal...
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19.04.2021 09:43
La confesión
-Sí, ya puede empezar con su declaración. En cuanto se encienda la luz roja… -Estoy preparado… -Listo. Cuando quiera… -He traído el texto escrito. ¿Importa si no improviso? -No, No… Adelante. - “No me podía creer lo que estaba pasando. Su abogado me...
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16.04.2021 12:02
El aviso de los perros
A esas horas de la madrugada la negrura de la noche mantenía toda su densidad y allí no latía más corazón que el suyo. Recordó que amanecía un sábado y que tenía que ir a dar de comer a los perros. Le hubiese gustado dejarse querer un rato más por las sábanas, pero oyó ladridos inquietos y decidió...
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15.04.2021 12:28
Con el corazón a toda vela
El tiempo parecía no querer pasar y ella, ansiosa por llegar al nuevo mundo, no dejaba de visitar la proa del majestuoso velero, intentando, inconscientemente, aproximar el horizonte con la mirada. Pero las velas no se perturbaban con sus deseos y el cielo permanecía, día tras día, celeste y calmo....
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14.04.2021 11:21
La sabiduría
La sabiduría, la sabiduría… Un año más, las pequeñas florecillas de cartuchos liliáceos relampagueaban entre los claros del bosque. Sucedía a finales de abril y se repetía fielmente cada nueva primavera. Era la gran fiesta. Las gentes del pueblo se despertaban un poco antes y enviaban a los...
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13.04.2021 12:43
Su última patata
La patata humeante yace solitaria sobre la mesa de mármol burdeos cuando Marcelo regresa a la cocina. “Ya no quedan más patatas”, es el primer pensamiento que se le viene a la cabeza. Su madre no podrá ir a comprar. Hace ya siete años que no puede hacerlo. Desde el accidente. Así que un día...
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12.04.2021 10:44
El pozo seco
El pozo estaba seco. Sin esperanza; decidió marcharse, ¿qué otra cosa podía hacer?, y reflexionó. Las tierras del sur eran sólo fantasías, ninguna certidumbre. Al este no...
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21.04.2020 10:06
Cuestión de dimensiones
Me encantaba contemplar los fondos marinos de la cala y luego, al emerger, admirar el mundo exterior. El mundo de los espacios infinitos, el aire y la luz. Aquella mañana, las aguas se habían despertado turbias. Siempre sucedía lo mismo tras los días de mar de fondo. Aun así, pasé muchísimo...
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21.04.2020 09:40
Informe inacabado
Desde que llegué al barrio no paré de localizar a todos sus habitantes y de detallar sus características en mi base de datos. Ese era el encargo. Fue al cuarto día cuando me tope con ese personaje. El que me provocaría tanta reflexión. Parecía ajeno a la actividad que se desenvolvía en torno...
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21.04.2020 09:37
"Favola breve"
Semáforo rojo y las veo pasar por el cebra. ¡Qué dos golondrinas haciendo primavera! Me encanta cuando las veo juntas. Son como cachorrichos de la misma especie. Dos labradores, dos dálmatas, dos boxers... Las dos deben tener la misma edad, veintitantos. Las dos caminan como juncos...
Microrrelatos del amanecer
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31.07.2021 20:23
El alguien
Le costó darse cuenta de que no se hallaba dentro de una foto. Lo primero que le hizo sospechar fue el centelleo del avión que transitaba lejano a través del nocturno cielo marino. Luego se percató del fondo sonoro de grillos animosos; de la brisa que le acariciaba la base del cuello, justo en la zona en que éste se sumergía en la camiseta y de las risas y chillidos de los niños vecinos jugando a la pelota en la calle, a pesar de la hora.
Todo lo demás permanecía estático y en silencio. Sin respiración: la línea resplandeciente de la costa, el reparto de sombras y siluetas de las casas del pequeño pueblo, las antenas, las baldosas de la terraza en que se hallaba…
No. Aquello no se trataba de una foto. Alguien que se hallaba en su cuerpo era capaz de darse cuenta y profundizar en la observación. El mismo alguien que quiso ahora mirar hacia los lados y hacia arriba y que reparó en la palmera leonada que le vigilaba sin decir nada ( le calculó una altura de unos veinte metros). Elegante y de fino talle, recordó haberla visto bailar en días pasados burlándose del viento huracanado, mientras él trataba de sujetar las sillas y la mesa del terrado.
Y tras la palmera, el cielo estrellado. Estaban las de siempre. Aunque tan solo conocía, pese a la sostenida relación, algunos de sus nombres: Cenit, Polar, Vega… Sin embargo, ellas, si parecían conocer a aquel alguien. A juzgar por la familiaridad de su mirada.
El alguien pensó sobre ello. Sobre todo ello: La palmera, las voces, las antenas… Todo lo que le envolvía y los sentimientos que le suscitaban. Definitivamente, confirmó, se trataba de un ser encarnado en un cuerpo que no formaba parte de foto alguna. El mismo cuerpo que no quiso seguir escuchando más a aquel alguien y se lo llevó a la cama en cuestión de minutos.